jueves, 28 de enero de 2010

Otros ojos en el gol.

Un par de ojos no bastan para ver el mundo, un sólo par de ojos puede distraerse en el horizonte nublado mientras en la nuca se quema un bosque o nace una cacatúa. Puede que esos ojos se hayan empeñado en estar entrenados para reconocer todo su entorno, años de mirar más allá de las cosas, pero nunca van a lograr abarcarlo todo, bueno eso del todo suena ambicioso, me retracto, pero se le van a escapar más cosas que si hubiera más ojos en el mundo para para apoyar sus conclusiones.

El conocimiento del hombre funciona de esa forma, se enriquece de todos los que gustan de compartir su sentir y razones sobre lo que ven y escuchan, es una construcción social, no generación espontanea. Nace de la humildad de escuchar lo que otros vieron, caemos en la soberbia si juzgamos a nuestro ojos todo poderosos y que son los únicos capaces de ver y comprender la sustancia y el alma del entorno; pero hay cosas que escapan y se refugian porque otros lo podrían comprende mejor. Se escapan mientras miras a otro lado o las entiendes distinto.

Pero la cuestión va más allá de que ven unos y que ven otros: una misma historia ha de tener muchos testigos y versiones, conocer la mayoría de estás te genera una mejor idea de la historia, se entienden mejor sus aristas, sus personajes, sus olores. Para no seguir mamando con el mismo punto hago mi conclusión, porque ya llegaron las chelas y ya llevo muchos días con esto. La cosa está en abandonar los pequeños circulos y dejar de buscar personas que piensen los mismo para hablar de lo que nos gusta, ampliar los horizontes se vuelve primordial para empezar a modificar los vicios de nuestra sociedad, de manera que tengamos una visión plural e incluyente en la dirección y acciones que debemos tomar para mejorar en conjunto. Chale por tardarme tanto me la pasé dando rodeos. Puede ser que este texto pueda parecer un tanto ingenuo y en momentos repetitivo, pero tengan paciencia, iremos mejorando, espero...

Ulises Silva.


martes, 26 de enero de 2010

Serge: Introducción

Hola muchachones que se la pasan en el blogger, yo soy el Serge, bueno así me dice la banda; mi nombre real es Sergio Miguel Gutiérrez Joya, pero ustedes no van a leer ese nombre muy seguido por acá, así que ni hagan el esfuerzo en aprendérselo. Nací en Puerto Vallarta, Jalisco, México. Lo más cercano al paraíso que conozco, si ustedes dudan de la existencia de Dios, yo también, pero si visitan la Bahía de Banderas les va a poner a dudar acerca de algún ser superior. Siento que el hecho de haber nacido en Puerto Vallarta, me abre una visión mas amplia que al mexicano promedio, vivir en una ciudad practicamente fronteriza te da una visión de tu propio país que difícilmente podrías obtener viviendo en el interior de la República.

Hace algunos añitos me tomé la pastillita roja y desde entonces no puedo ver las cosas mal y quedarme callado, y como no se trata nomás de protestar de todo, aquí estoy con la ilusa determinación de hacer que éste blog despierte una que otra mente que lo lea. Me gusta pensar que alguien allá afuera se inspire por algo que yo haya escrito y le entre a los putazos. ¿Quién dijo pretencioso?

En mi camino por la patetica y triste rutina que llamo vida, conocí a varias personas interesantes: Rulas, Ulises y pancho, todos colaboradores de este blog. Personas con las cuales he compartido cosas muy chidas y locas y que, además, comparten mis puntos de vista en prácticamente todo. Ojo, dije "practicamente todo", lo que en cristiano significa que a veces va a haber polémica chatos.

Nos preocupa, entre otras cosas, la situación de nuestro país y la de los mexicanos en general, sabemos que el nuestro no es un país perfecto y con eso en mente, presentamos nuestro esfuerzo más "globalizado" para hacer contacto con la gente y con suerte, sacarlos de la antipatía y hacerlos más partícipes de las tomas de decisiones que afectan a nuestra vida cotidiana. En el todo, no sólo apostamos a México, si alguna situación a nivel internacional que llamara nuestra atención, estoy seguro que más de alguno de nosotros estaríamos dispuestos a externar nuestra opinión.

Esto sólo es el principio y aunque tenemos una visión de lo que queremos hacer con este ejercicio, no hay manera de saber el rumbo que tomará ésta bitácora en el futuro, es por eso que me parece tan emocionante, por supuesto, esperamos contar con la colaboración de los lectores, tanto a través de los comentarios como tal vez y si alguien se anima, a través de sus propios artículos.

Nadie que empieza un proyecto lo empieza con bajas expectativas y yo tengo grandes expectativas para este blog. ¿Por que usamos el URL "ahquelaconeja"? Esa es una historia que les contaré en otra ocasión.

Por el momento es todo, me leerán pronto. Se los aseguro.


Serge.

miércoles, 20 de enero de 2010

La tecnología me quiere hacer pendejo.

El otro día estaba yo de mal pensado, después de comprar un celular nuevo, muy chingón y muy barato. Mi primer pensamiento fue que el celular había sido hurtado de otra persona y a eso respondía el precio tan inferior al del inflado mercado de telcel. Resulta que el celular no era de Roberto, sino un ventajoso extravío para el inescrupuloso taxista que me lo vendió. Me sentí medio pinche al principio por alimentar una de las tantas fallas de conducta social que tenemos los mexicanos, pero bueno el punto de acá no es describir los errores sociales y morales de la cultura latinoamericana, ni mis maricas sentimientos de culpabilidad hipócrita por continuar y darle vida al circulo vicioso, lo que vino después es lo sustancial.

Una vez que logré silenciar a mi conciencia y sentirme culeco por mi nueva adquisición y andar de presumido, me dispuse a utilizar mi celular; enorme fue la sorpresa que tuve al darme cuenta que el pinche celular me limitaba los mensajes si se me ocurría poner acentos. Cualquier persona que haya enviado un mensaje vía celular sabe que está limitado a 160 caracteres o algo así; total que la onda era de que cuando intentaba escribir un mensaje y yo de correcto, le ponía acentos, me quitaba automáticamente 80 caracteres. Mamadas de la vida, yo tanto que me esforcé por aprender a poner acentos así como que chingón, y todavía ni siquiera lo hago perfecto porque se me apendeja de vez en vez, para que venga este teléfono mamón a decirme que no puedo escribir bien o me jodo con poquitas palabras.

Este asunto me recordó cuando se corrió el rumor que por los códigos de Internet y su incompatibilidad con el español, serían suprimidos, al menos en este territorio virtual, todos los acentos de nuestro vocabulario, muchas personas que no saben ni escribir bien su propio y idioma y piensan que hablar inglés es más Chic, se sintieron alegres de no tener que preocuparse más por cuidarse en escribir bien un idioma que ellos juzgaban como naco. Afortunadamente no pasó esta conspiración contra nuestra cultura, porque desde mi punto de vista, el español es la mejor herencia que nos dejó la conquista de los reino ibéricos, después de la religión católica, no sé que haríamos sin la Virgencita de Guadalupe y el Niñito Dios (aclaro que es broma, para que nadie se me alebreste); y su buen uso debería ser prioridad entre todos los hispanohablantes, sin embargo nos falta orgullo ¿Cómo diablos va a funcionar una cultura donde los jovenes quieren ser gringos y los viejos europeos?

Pero bueno, otra idea que me viene a la mente en la misma tónica de la tecnología y la incapacidad de aplicarla de buenas maneras es la limitación de 160 caracteres. Al estar limitado el mensaje que se requiere se deberían desarrollar habilidades para ser más sintético, concentrar el mensaje en pocas palabras, pero se malentiende a pocos caracteres, q' no es una palabra y xk es una significación de nada, otra prueba no superada por nosotros, en lugar de pensar más ágil se atenta contra nuestro idioma. Igual y sueno bien pinche quisquilloso y mamón, o lo que quieran pero si en cosas tan pendejas como estás no somos capaces de emplear con congruencia nuestras propias palabras, demuestra que somos una cultura de mochos, de palabras y de pensamiento. Para cambiar las cosas debemos, por lo menos, hablar el mismo idioma. Ah sí, y tampoco comprar cosas robadas y eso, porque dime si no te emputarías si te roban algo.

Ulises SIlva