sábado, 19 de mayo de 2012

¿Por qué yo no votaría por PRI?

Un voto por PRI el  significa un voto por las decrepitas estructuras que los priistas creen necesarios para un país que ya no es el que era cuándo empezó el maratónico desfile desfile de presidentes de ese partido.Mismo que no cree en la democracia o en el mejor de los casos cree que puede manipularla a su conveniencia y que de hecho lo hizo durante mucho tiempo, en caso de dudarlo,  preguntar por el antiguo juego del "Tapado". Cuando se vota por el PRI no se vota por el atractivo hombre del copete y la mirada de sociopata o por la fresca propuesta del pelirrojo sonriente ahorca ancianas, (De verdad ¿A quién se le ocurren esas fotos tan cursis?) no conozco a esas figuras políticas personalmente y mi conciencia no me permitiría hablar mal de ellos dejándome llevar por el odio desmedido e intolerante que impera en el país. Sin embargo sé o tengo una cercana idea de lo que significa el partido del que son candidatos.

En su lema el Partido Revolucionario Institucional, tiene por defecto y por nombre la defensa y el enaltecimiento de las instituciones ¿? (las del estado supongo, esas que luego venden o privatizan),por ejemplo parafraseo un discurso bajo esa premisa: "Las personas no son bajo ningún concepto más importantes que el partido que representan, porque llevan consigo el nombre de la institución y un legado que no les pertenece. Son los valores y visiones de la empresa los que deben prevalecer, no importa la cara o el estilo de bigote que se vea ante la sociedad." Juzguemos pues bajo estos preceptos. En el papel, los lemas pegados en la pared, las fotografías de escenas gloriosas cuál vasijas griegas, las biografías tendenciosas de sus próceres y demás elementos de motivación pueden parecer muy atractivos y hasta provocar orgullo para llevar la camiseta bien puesta y defender todos esos conceptos que encandilan a la razón. Pero yo me pregunto ¿Qué partido o persona con dos rallitas de aspiración política no va a poner en sus valores e historia con un montón de palabras bellas, adjetivos rimbombantes y una historia intachable? ¿Pero es la construcción teórica que irá directo a la pagina de presentación el legado de alguien y/o algo?

No nos dejemos engañar con el discurso y veamos la historia de las acciones realizadas, de las leyes promulgadas y otras tantas que han sido pisoteadas todo en nombre de la proliferación de las instituciones y la burocracia.

El legado del partido tricolor son tres cuartos de siglo de poder incuestionable e irrebatible, de proclamar y defender un gobierno paternal cómo si nuestra democracia se tratara de una monarquía absolutista. Es la imposición del mexicano en su complejos de vejado y maltratado por Malinches hijas de puta, españoles malvados y lanza fuego, gringos malvados y avariciosos, villanos dignos de telenovela e indios guadalupanos, todo eso mediante la manipulación de la historia y un nacionalismo estúpido y malentendido, todo esto mediante la manipulación de la historia y los medios de comunicación. El legado del PRI es la censura cómo sistema, la intolerancia al dialogo y las críticas, la masacres a los inconformes y la desaparición de personas cómo sistema de estabilidad nacional. También es el enriquecimiento ilícito, la corrupción, el disfraz de canallas cómo burocratas, la impunidad y el manejo a su antojo del sistema de justicia. Es la imposición de un sistema económico que solo le conviene a sus protegidos, el pretexto de la globalización para mantener sobajado al pueblo y el trafico de influencias con los poderosos. Son años y años de autoritarismo y represión.

Ese es el PRI y el señor Codwell está de acuerdo conmigo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Populismo Desechable

Es esa época del año otra vez. Muy pronto nuestras calles estarán inundadas de lonas, folletos, mantas y demás publicidad desechable con la cara sonriente de hombres y mujeres gestionando tu voto por ellos.

Una explosión multicolor populista. 

Como cada trienio, los topes de campaña serán rebasados con el fin de taladrar nuestro cerebro y dentro plantar una semilla con el nombre del candidato. Puerto Vallarta está muy lejos de las campañas propositivas; aquí el que haga más ruido, el que pegue más calcas, el que tenga más menores de edad con sus playeras en la calle y el que rife más carros es el chingón.

En este momento todos son del barrio, todos son amigos del pueblo, comparten su dolor y sufrimiento. Ellos que vienen desde abajo y también sufrieron carencias, saben lo que es vivir al día, saben lo que es no tener para comer. Y después mágicamente esa identidad con el pueblo desaparece, casi al mismo tiempo que toda la publicidad deslavada por la sobre exposición al sol desaparece también. 

No hay forma de escapar, incluso si cerráramos los ojos ante el sonriente candidato con el pulgar arriba, existe la reciente moda de tomar una canción popular y modificar su lírica con otra más adecuada a ensalzar las cualidades del pretendiente. Usualmente una canción de banda de las más enfadosas, para que no podamos sacarla de nuestra cabeza.

Eso resume toda la estrategia de campaña de los candidatos a la presidencia municipal, pero no voy a ser tan pretencioso como para echarle la culpa a los coordinadores de campaña genéricos, no. Esto va más allá, el pueblo es el que ha modelado ésta estrategia. Acostumbramos a los políticos a que con un papelito, un regalito y una despensita tenemos.

Las elecciones pasadas los vallartenses demostraron que no votan por un candidato si no por un partido, y ahí reside el problema. Un funcionario público debería rescindir de su partido para ocupar su cargo. La gente no votó por Chavita, la gente votó por el PRI. Las consecuencias todos las podemos ver en este momento. Independientemente de mi opinión, hay un descontento con el actual alcalde entre la población Vallartense. 

Con todo esto no estoy promocionando el voto a ningún partido en particular, lo que realmente deseo fomentar es que antes de ver el logo blanquiazul, tricolor o el del solecito, veamos al hombre que enarbola la causa y a su equipo de trabajo también. 

Hay que votar de forma inteligente, desapasionada y racional. Este año votarán muchos jóvenes por primera vez en su vida, sean conscientes de que el voto es un derecho y una obligación. Anular el voto es una tontería, pero aún peor es votar por votar, regalar el voto al señor ese nada más porque está guapo o porque una vez me regaló un balón. 

Es nuestra obligación estar informados y conocer las propuestas de todos los candidatos. Eso y comprar audífonos con aislante de ruido.


Serge.