miércoles, 18 de mayo de 2011

Vallarta para los vallartences.

Numerosas son las acciones que ha tomado el ayuntamiento municipal en agravio de sus gobernados, la ciudadanía que los puso ahí en primer lugar, ciudadanía que es vista por el gobierno cómo simples papeletas en urnas cada tres años, cómo mano de obra y/o extras para el embellecimiento de sus eventos. Dichas acciones han sido de mejores para el puerto bajo la consigna de que "nuevo siempre es mejor" y que disque es un intento por mantener en Vallarta una imagen de frescura para sus cuantiosos visitantes.

La imagen de la ciudad dista mucho de la que tenía hace 20 años, por ejemplo fueron cambiadas las normas de construcción y uso de suelo para la construcción de moles que obstruyen la vista del mar y de pasadita los accesos a la playas. Dichos edificios enormes, cabe mencionar, son departamentos y no hoteles, que no generan ni la mitad de empleos que haría un hotel. ¿Dónde está el beneficio? Fueron también "remodelados" importantes parques de la ciudad para convertirlos en estacionamiento, destruyendo árboles y cuanto se les cruzara, hasta cadáveres. Vallarta de a poco se convierte en una fotografía de algo que no es, pero de lo que aspira el poder que sea, un Mcdonnal's gigante.

Por años las cúpulas de poder han hecho lo que han querido con el territorio municipal, el territorio que nos pertenece a todos; la ciudad sus calles, sus playas, sus plazas públicas, sus monumentos, todo nos pertenece a los habitantes y no sólo a ellos para que dispongan de esto a su conveniencia, llenarse los bolsillos y pararse el cuello.

Es cierto que Vallarta es un centro turístico y la economía de la mayoría de la gente depende de ello, por lo cual es necesario que tenga una buena imagen, pero no es de ahí que el pueblo esté sólo para servir a los turistas y poderosos. Acaso ¿No tenemos el mismo derecho a disfrutar nuestro rancho? ¿No es suficiente que nos quiten playas, miradores, malecones, calles? La doble moral de los gobernantes debería ser enfrentada. No es correcto que directo del trabajo, la gente se encierre en su casa, claro que tenemos derecho a disfrutar y amar el lugar dónde vivimos, así cómo a exigir nuestros propios centros de esparcimiento, para los vallartenses, no sólo para los turistas.

Los invito a reflexionar esto y alzar la voz contra la injusta manera en que somos relegados en las decisiones que se toman con respecto a nuestra ciudad. Las cosas no pueden seguir haciéndose por los huevos de unos pocos: Vallarta es nuestra y deberíamos exigirla. No es momento de permanecer apáticos, es momento de la unidad por defender nuestra identidad y cultura.

Ulises Silva.

martes, 17 de mayo de 2011

Encabronado.

Los municipios de Bahía de Banderas Nayarit y Puerto Vallarta Jalisco constituyen un importante destino turístico y por los mismo un gran receptáculo de ingresos económicos e intereses políticos para sus respectivos estados e incluso para la nación mexicana. Por esta razón, también son un gran imán para políticos y empresarios que sólo ven dinero y la forma de hacerlo, sin importar a quién o qué se chinguen en el proceso.

Desde que detonó la promoción para el turismo en la región hará unos 40 o 50 años, ésta ha sufrido una larga, constante e incontenible metamorfosis, dónde el conjunto de rancherías que se veían tan lejanas unas de otras hoy se ven conglomeradas en una pseudo metrópoli planeada con las patas, obligados a cambiar hasta el horario en el caso del municipio nayarita. Al principio las inversiones en infraestructura fueron positivas para el desarrollo gradual del destino carreteras, alumbrado público, mejores calles, servicios sanitarios entre otras cuestiones, sin embargo se ha de señalar la cantidad de perdidas que ha sufrido la población de la bahía y los atropellos ecológicos y sociales a la misma.

De a poco el territorio el territorio comunal de los vallartences les ha sido arrebatado para convertirse en exclusivos de los turistas, no se les permite entrar a las playas, un litoral de varios kilómetros se reduce a unos cientos metros para la perrada, no sea que los gringos se asusten de ver gente fea en las playas y ya no regresen con sus billetes verdes. Pero si tan sólo esos billetes fueran para beneficio de toda la población, pero no, se queda en una pequeña cúpula de poder de gobernantes corruptos que sólo buscan la forma de enriquecerse y por ellos sus gobernados se pueden ir al carajo cual sistema feudalista. Es triste y digno de ira que playas tan hermosas como las nayaritas sólo puedan ser vistas en fotos que circulan en Internet, cuando sólo se está detrás de un edificio.

El último golpe atestado a la identidad del puerto jalisciense ha sido atestado por el gobierno municipal, que ha decidido que el malecón necesitaba una remodelación ¡¿?! En una política economica digna del priismo que utilizaran en sus buenos tiempos personajes cómo Hank Gonzalez que articuló la "hermosa" frase "Mientras más obra, más sobra", el ayuntamiento municipal en colaboración con el gobierno estatal, se saca de la manga un robadero enorme del tamaño de un monumento de la cultura e identidad social vallartence, mientras el pueblo hace mutis salvo contadas excepciones. ¡Son mamadas, digo yo!

Dejando de lado los gobernantes, lo que más ira le provoca a este humilde poblador es la pasividad que hemos tenido los ciudadanos ante esta canallada, y no hablo sólo del Malecón, me refiero a que nos quiten las playas, los ríos y las montañas; no hemos levantado la voz contra esto, hemos permitido que nos traten cómo lacayos y sólo nos ordenen hasta dónde pararnos. ¿Dónde está nuestra responsabilidad social? Bajo la promesa de empleos que no existen se nos ha privado el privilegio tan simple de ver las olas reventar en la arena, de recoger piedritas o darse un chapuzón y no hemos hecho nada.

Metida entre las piernas, ahí está nuestra responsabilidad social. Es una tristeza que nos quiten todo y no digamos nada.

Ulises Silva.